Aruba

Aruba – Nuestra soñada isla (no) paradisiaca

Aruba ha sido nuestro sueño desde hace un tiempo ya. Como está en el Mar Caribe, cerca de Colombia, tras la mudanza a Bogotá decidimos ir a conocerla. Además como Bogotá estaba en plena temporada de lluvias, nos apetecía un poco de sol. Embarcamos el avión en Bogotá bastante abrigados (hacía frío el día del viaje) para recibir la bienvenida de la calurosa y húmeda Aruba.

Teníamos  un hotel reservado en Palm Beach. Tras dejar las cosas en la habitación salimos para conocer los alrededores y buscar un restaurante para la cena. Nos gusta probar comida local cuando viajamos y comer en los restaurantes locales. Pero no hemos encontrado ninguno cerca del hotel. Los que había eran sobre todo de comida rápida.

El día siguiente pudimos disfrutar de la isla. Por alguna razón no nos impresionó tanto como lo esperábamos. Puedo decir que las playas son bonitas, pero el paisaje con los hoteles altos a lo largo de la playa no era bonito. Todo es muy caro. Nos alegramos de que nunca hemos venido hasta aquí en un vuelo de 12 horas desde Europa para pasar las vacaciones.

Lo que más nos gustó, fue el caminito de 1 kilómetro a lo largo de la playa, perfecto para pasear con el cochecito y así ver todos los hoteles, algunos de ellos muy lujosos. En Aruba no hay muchos sitios naturales e  impresionantes para conocer.

Aruba junto con las vecinas islas de Bonaire y Curaҫao forman parte de las islas ABC. A diferencia de otras islas en el Caribe, por Aruba nunca pasan los huracanes.

Aruba ha sido descubierta por los españoles y ha sido colonizada por ellos. Antes de ser parte de Holanda estaba también bajo en control del Reino Unido durante un tiempo. Ahora estas tres islas que forman parte de las Antillas Menores, pertenecen al Reino de los Países Bajos y sus habitantes tienen la nacionalidad holandesa.

Aruba no solo es conocida como destino de vacaciones o de Luna de Miel sino también como un destino para bodas. Hemos visto varias durante nuestra estancia ahí. Las bodas puedes ser en la playa donde se suele montar una decoración y las sillas para los invitados o en los hoteles que tienen una especie de capilla para los novios.

Aunque la isla no nos impresiono mucho, la estancia ha sido agradable. Hemos cargado las pilas para aguantar hasta el final de la temporada de lluvias en Bogotá.

Y yo sigo buscando mi isla paradisiaca con las palmeras inclinadas en la playa 😉

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